Este año, Chile conmemora el 50 aniversario del Golpe de Estado de 1973, un episodio que ha dejado cicatrices profundas en nuestro país. Sin embargo, en lugar de servir como un proceso de entendimiento y reconciliación, esta conmemoración parece estar exacerbando las divisiones en la sociedad chilena.
Dos encuestas recientes, una realizada por Criteria y otra por Pulso Ciudadano, arrojan luz sobre esta preocupante realidad.
Los números son claros: según la encuesta de Criteria, un preocupante 56% de los encuestados considera que la conmemoración está dividiendo al país, mientras que solo un 16% cree que está logrando unir a los chilenos. Estos datos reflejan una polarización profunda que persiste en la sociedad chilena en relación con cómo abordar su historia reciente.
Pero las divisiones no se detienen aquí. Un 48% de los encuestados piensa que el evento es irrelevante para personas como ellos, y un 47% opina que deja a la sociedad anclada en el pasado, afectando la convivencia futura entre los chilenos. Además, un 43% considera que la conmemoración abre heridas innecesariamente, y un 37% incluso ve en ella una manera de debilitar la democracia.
Lo más preocupante es que esta división se mantiene incluso entre los partidarios del Presidente Gabriel Boric. Sorprendentemente, un mayor porcentaje de los seguidores de Boric piensa que la conmemoración divide al país en comparación con aquellos que creen que la une. Esto plantea preguntas sobre la responsabilidad del Gobierno en no lograr un proceso de entendimiento y reconciliación en esta fecha crucial.
La encuesta de Pulso Ciudadano, por su parte, refleja un interés mixto en la conmemoración del Golpe de Estado. Un 56.5% de la población se muestra “nada/poco interesado”, mientras que un 25.8% está “muy interesado/interesado” y un 17.7% se ubica en el rango de “medianamente interesado”. Esto sugiere una diversidad de actitudes hacia el aniversario, desde la indiferencia hasta el compromiso.
En medio de esta división, la declaración conjunta de Chile Vamos, compuesta por la UDI, RN y Evópoli, titulada “50 años del quiebre de la democracia”, adquiere relevancia. Este documento refleja el esfuerzo de la derecha tradicional por establecer su posición y visión sobre este hito histórico. Reconoce la fractura social y política que persiste desde el Golpe y enfatiza la importancia de la reflexión y el diálogo para avanzar hacia un futuro de bienestar y equidad.
Sin embargo, es crucial señalar que el Gobierno de Boric no ha logrado liderar un proceso de reconciliación efectivo en esta fecha histórica. En lugar de buscar puntos de encuentro y promover un mensaje que enfatice la unidad, su administración parece haber contribuido a una mayor polarización. Esto plantea preguntas sobre la responsabilidad de liderazgo en momentos en que Chile necesita más que nunca un proceso de reconciliación que supere las divisiones persistentes.
En este contexto, es esencial recordar que la reconciliación y la unidad son objetivos valiosos para construir una sociedad más fuerte y próspera. A medida que Chile enfrenta los desafíos de su historia, es fundamental que el liderazgo político promueva un ambiente de diálogo y comprensión mutua. La memoria es una parte esencial de la identidad de un país, pero también puede ser una fuente de división si no se aborda con responsabilidad y empatía hacia todas las partes involucradas.
Cómo alguna vez dijo el ex presidente de los EEUU Ronald Reagan “La verdadera sabiduría política radica en encontrar puntos de acuerdo y construir sobre ellos”
